¿Pero cómo alguien tan joven fallece por causas naturales? Siempre hay una enfermedad crónica o su cuerpo está hecho polvo debido a unas condiciones de vida muy duras. Su esperanza de vida es mucho más baja que la nuestra”, advierte el portavoz de Cáritas, Carmelo Corada, entidad integrada en la plataforma BesteBi.
Hoy se celebra el Día Europeo de las personas sin hogar. La página web de la Red de entidades que trabajan con personas sin hogar tiene un contador que alerta de cuántos indigentes han fallecido en el Estado. Ayer marcaba 70, once más que en todo 2008. En Bizkaia unas 150 personas duermen en las calles, la mayoría en la capital vizcaina. Mientras, otras 125 acuden cada noche a los albergues de la ciudad y a los pisos de ayuda regentadospor varias asociaciones, y hasta 400 comen a diario en los comederos sociales. “Los albergues y los comedores están siempre llenos. En abril tuvimos que ampliar el de Cáritas en 50 menús. Debido a la crisis económica, muchas personas que se encontraban en una situación de vulnerabilidad ahora necesitan nuestra ayuda”, indica Corada.
DIFÍCIL REINSERCIÓN
Acabar en la calle es más fácil de lo que parece, pero salir resulta siempre complicado. “Pierden el empleo, al final no pueden pagar el alquiler, las relaciones se deterioran. En cambio, reinsertarse es un proceso lento y difícil que necesita meses, incluso años. Si quieren acudir a una entrevista de trabajo para un puesto de camarero, deben ducharse primero, tener una camisa blanca, plancharla… Todo lo que a nosotros nos parece fácil, para ellos es complicado.
No siempre hay agua caliente con la que limpiarse, casi nunca disponen de una camisa blanca y, todavía menos, de una plancha”. Por eso Corada apuesta por las viviendas y albergues pequeños para atender a las personas sin hogar, de modo que los educadores y trabajadores sociales puedan construir relaciones con los usuarios e ir, poco a poco, entablando vínculos, que les permitirán echarles una mano cuando lo necesiten.
En este punto, lanza un toque de atención al resto de municipios de Bizkaia. “Trabajamos codo con codo con el Ayuntamiento de Bilbao, el único que dispone de albergues y comedores. Los municipios de más de 20.000 habitantes están obligados por ley a habilitarlos, pero no lo hacen. Y hay ciudades muy grandes como Barakaldo”. Por lo que, finalmente, casi todos los indigentes acuden a la capital.
Aparte de las personas sin hogar que consiguen salir del atolladero, siempre queda un grupo que es “prácticamente imposible” sacar de la calle. Son aquellos sintecho que tienen más de 50 años y problemas de alcoholismo o enfermedades mentales. “Por sus circunstancias, difícilmente pueden encontrar un trabajo, pero sí podemos mejorar su calidad de vida”, recuerda. También reconoce que “hay gente que no quiere salir, que ya tiene la cabeza muy tocada”.
La crisis económica está cambiando ligeramente el perfil de la persona sin hogar. Prácticamente, todos son hombres (90%) y su edadmedia ha pasado de rondar los 50 a no llegar a 40 años. De entre ellos, alrededor del 28% son inmigrantes, la mayoría muy jóvenes. “No hay ningún menor de edad porque de ellos se encarga la Diputación, pero sí hay muchos veinteañeros”, señala la presidenta de la asociación Lagun Artean, Amaia Porres. Este año han cumplido 25 años ayudando a los sintecho. Como el resto de servicios que se ofrecen en la ciudad, el albergue de Lagun Artean está “siempre lleno”. “No damos abasto, hay mucha gente en la calle por falta de espacio y Bilbao tiene un clima muy duro debido a la lluvia”, recuerda. Menos más que en las últimas semanas el buen tiempo ha aliviado algo la estancia al raso ya que no hay que olvida que estamos a finales de noviembre.
En dos semanas, el Ayuntamiento de Bilbao abrirá el albergue de invierno, 50 camas más que se amplían a 100 en caso de temperaturas extremas.
Mientras, los vecinos de Txurdinaga siguen protestando por la apertura de un albergue en su barrio. “A nosotros nos pasó lo mismo con Hontza, pero finalmente tras año y medio de funcionamiento ya nadie se quejó”, recuerda Corada.