Personas voluntarias de la asociación Tendel trabajan día a día para cohesionar el barrio y mejorar su día a día con diferentes programas
Algunas de las personas que se encargan de prestar ayuda en distintos programas de la asociación Tendel en Otxarkoaga. OSKAR GONZALEZ
Aunque muchas personas no lo sepan, hay un día -este 26 de mayo- en el que se celebra el Día Europeo del Vecino. Tiene como objetivos principales el favorecer los contactos y fomentar un vínculo social entre vecinos. Persigue además que, en un mismo barrio, las personas se conozcan y se pueda romper así ese aislamiento que existe en las ciudades, muchas veces una soledad, un aislamiento, no deseado.
Sin saber nada sobre la existencia del Día Europeo del Vecino, son muchas las personas que cada día ayudan de una manera u otra a sus vecinas y vecinos. De esto saben mucho en la asociación Tendel, un colectivo formado por un equipo de educadores profesionales del barrio de Otxarkoaga que trabaja en el ámbito del tiempo libre y social de los niños y niñas durante los últimos años. También han puesto en marcha el programa Zurekin a través de una colaboración con La Caixa, un proyecto que busca ayudar a las personas mayores de Otxarkoaga y lleva a cabo diversas actividades, como el acompañamiento al médico y la recogida de medicación para mayores que lo necesitan.
Una de las voluntarias que ayuda a una de sus vecinas del barrio es María Cenamor. Es de Toledo y está estudiando un máster en Bilbao. A través de un programa de Viviendas Municipales y la EHU-UPV, participando como voluntaria ha accedido a una vivienda más barata en Otxarkoaga. Pero no es, ni mucho menos, la primera vez que hace voluntariado. En Otxarkoaga hace acompañamiento de personas mayores al médico y también trabaja con niñas y niños.
La voluntaria María Cenamor acompaña a una persona mayor al médico, entre otras labores en el barrio. OSKAR GONZALEZ
De ese trabajo con las personas mayores asegura que lo más importante “no es el acompañar a Leire (nombre ficticio) al médico, sino ese acompañamiento que va mucho más allá”. Cuando está con ella, “al final me cuenta muchas cosas, necesita compañía y eso se nota, cariño, necesita hablar”. Entre otras cosas “me cuenta la historia de Euskal Herria desde su perspectiva y me gusta mucho escuchar”. María destaca que “me lo paso muy bien”.
En el otro lado, Leire asegura que es algo “muy positivo”, que está “encantada” con el programa y con María, la voluntaria. Hoy mismo habían quedado en Otxarkoaga porque “me va a acompañar al médico”. María llama al portal de Leire, espera a que baje y van juntas al médico. En ese rato, ambas comparten historias y disfrutan de esas conversaciones que quedan para ellas. Leire admite que “necesitaría alguna hora más de ayuda, pero todo lo que sea que me ayuden está bien”. Vuelve a resaltar que está “encantada con María” y le parece un programa muy necesario, porque hay mucha gente mayor que necesita ayuda.
Tal y como explica Cenamor, dentro del programa tiene que hacer unas 4 horas, una con el acompañamiento a mayores y tres con niñas y niños de entre 3 y 11 años que se encuentran en situación de vulnerabilidad. “Pero siempre son más horas”. En su caso, sí es la primera vez que hace voluntariado con personas mayores y “la experiencia está siendo muy buena”, es algo que recomienda, porque además de «ser enriquecedor», son muchos los que necesitan un apoyo, una mano con la que ayudarse a seguir caminando por la vida.
Deia