“No asumamos el papel de barrio dormitorio de bajo coste que nos quieren imponer”
En el anterior artículo miraba el barrio de una forma realista, ahora toca pedir lo imposible. Toca pedir lo imposible porque en el PGOU debemos imaginar el barrio a largo plazo. Pensar qué tipo de población queremos tener, economía interna, servicios y equipamientos, zonas de esparcimiento y por qué no, qué queremos ofrecer al resto de la ciudad. Porque todo esto es lo que está por definir, y cuando hablamos de futuribles, hablamos de imposibles, imposibles en el presente, pero cosas muy posibles en el futuro, porque sabemos que todo parece imposible hasta que se hace.
En estas líneas van a aparecer ideas imposibles, todas de la mente de diferentes vecinas o trabajos colectivos de asociaciones como la AFO. Es pues un ejercicio de lo que ahora llaman “inteligencia colectiva” aplicado a propuestas concretas urbanas. Imposibles que pueden llevar a nuestro barrio a otro rol muy distinto del que hasta ahora le han asignado en nuestra ciudad.
Cosas imposibles como que nuestro barrio sea más sostenible. Es decir que tenga vida propia. Que tenga las necesidades culturales, sanitarias, educativas, de producción y de consumo cubiertas en el propio barrio, para que así disminuya la movilidad y mejore la calidad de vida de sus habitantes, porque eso también es ser más sostenible.
Se me ocurre algo que también ha sido imposible en 20 años, como tener el polideportivo que nos correspondía por población, el cual se pensó en el anterior PGOU en la zona de “la vaguada”. Ahora se plantea moverlo a Txurdinaga, en Txurdinaga quizás todo sea más posible. Sin entrar a valorar a que ratio de personas beneficia cada ubicación, seamos conscientes que hoy en día los polideportivos de nuestra ciudad son elementos dinamizadores de su entorno. En todo caso sólo el compromiso político hará posible lo que ha sido imposible en dos décadas.
Impensable e imposible es también que en nuestro barrio haya un equipamiento que mire a Bilbao, un equimiento que traiga afluencia externa. Igual no pasa nada, ahora que estaremos conectadas por el metro, porque otra gente de la Villa se acerque al barrio para realizar una actividad puntual. ¿Te imaginas la ampliación de la Escuela Oficial de Idiomas, que se ha quedado pequeña, en un barrio tan periférico? Tán periferico como Deustu. Sería muy poco posible utilizar las escuelas públicas que se han quedado vacías en Otxarkoaga para esto o para ubicar una parte de la escuela de música o similar. La verdad es que esto traería una afluencia diaria de personas diversas al barrio. Poco posible.
Y poco posible es encontrar algo grande que le falte a Bilbao, sin embargo en la mediana escala si que tiene carencias, ¿Dónde haces un evento para unas 1.000 o 2.000 personas? La casilla está obsoleta, el BEC es descomunal y caro, montar grandes carpas son la única solución. Multitud de actividades y ferias en la ciudad exigen un espacio cubierto municipal cubierto, con instalaciones básicas. Para entedendernos, un espacio como Landako en Durango, pero con otra escala. Es imposible, pero “la vaguada” de Otxarkoaga mantiene una gran superficie llana, actualmente es un frontón de Sare fantasmagórico y poco costaría construir un espacio de este tipo. La entrada de metro quedará a escasos metros y este tipo de equipamiento puede valer para revitalizar esa zona y cumplir otro imposible, colocarnos en el mapa de la ciudad para ciertas ferias y eventos.
En el aspecto económico, lo que sí que es más que posible, es que el barrio se muera. Sin un plan comercial en condiciones, la llegada del metro acabará de dar la estocada a nuestro pequeño comercio. Y lo que es imposible es que nadie pueda poner una nueva actividad en el barrio con la calidad de las lonjas actuales. Rehabilitemos las lonjas municipales, saquemos una en condiciones de cada dos o 3. Reforzemos la oferta de lonjas en los sitios céntricos como la plaza Kepa Enbeita, puede ser una osadía, pero viendo la situación del centro comercial Lozoño, no es impensable reajustarlo eliminando algunas de sus partes, dar calidad a esa plaza y sin embargo construir un nuevo frente comercial a continuación de la actual BBK, a lo largo de Pau Casals con 3 o 4 espacios comerciales de calidad.
El antiguo edificio Otxarpan, es el único patrimonio industrial que tenemos en Otxarkoaga, edificio pues poco posible para los barrios obreros residenciales de la época, una curiosidad. Actualmente es un dormidero de coches, sin embargo podría ser rehabilitado para ejercer una nueva función productiva de nuevo, quizás con un uso mixto semi-público. Haría posible un sentido nuevo para la zona.
La llegada del metro era algo también muy imposible en su día, todavía de hecho estamos esperando. Pero este imposible debe hacer posible la conexión del barrio, mediante la reordenación de líneas de autobuses, con otras zonas como Bolueta, Atxuri o Miribilla.
Para acabar, también era poco posible en su día que la ciudad acabase en Otxarkoaga, aquí se paró de ocupar suelo. Así, nuestra ubicación a las puertas del anillo verde y junto a los últimos suelos de agricultura, algunos todavía en uso, es un potencial. No solo para realizar huertos urbanos, sino para poner en marcha experiencias de soberanía alimentaria que propongan la reactivación de estos suelos mediante jóvenes agricultores y los pongan en relación con el mercado municipal del barrio, por ejemplo.
Son sólo ideas, ideas vecinales imposibles pero necesarias, hechas desde las ansias de querer un barrio vivo. No asumamos el papel de barrio dormitorio de bajo coste que nos quieren imponer. Seamos más realistas que nunca e imaginemos las cosas más imposibles.
Carlos Renedo. Arquitecto, Urbanista y vecino de Otxarkoaga.