El alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, ha fallecido esta tarde en su domicilio a consecuencia del cáncer que sufría desde hace casi once años, entre los elogios unánimes de instituciones, partidos y otras entidades a su pluralidad y a su papel en la recuperación urbana de la ciudad.
Azkuna, de 71 años, ha muerto en su casa de Bilbao junto a su familia y su entorno personal, después de varios días de convalecencia en los que sufrió un agravamiento de su salud que ya aventuraba el fatal desenlace.
ENFERMEDAD GRAVE
Alcalde de Bilbao desde 1999, en 2003 le fue diagnosticado un cáncer de próstata que nunca ocultó y que fue deteriorando su estado de salud progresivamente.
Azkuna fue ingresado en el hospital el pasado 23 de febrero debido a la caída que sufrió por un desfallecimiento, después de que su último acto público tuviera lugar diez días antes.
A los dos días, recibió el alta para seguir con el tratamiento en su domicilio.
El 2 de marzo, el rey le visitó en su vivienda particular de Bilbao después de que se confirmara que Azkuna no asistiría a la inauguración del foro económico previsto en el Museo Guggenheim.
El estado de salud del alcalde se agravó el pasado día 14, lo que obligó a la dirección del PNV de Bizkaia a reunirse de urgencia para informar de la situación a las juntas locales.
Ante lo irreversible de la enfermedad, el primer edil del PNV optó por transcurrir sus últimos días en familia en su domicilio, situado frente al Guggenheim y el Bilbao transformado al que él contribuyó.
El alcalde vio erosionado notablemente su salud en el último año, en el que se sometió a tres operaciones, una de ellas para extirparle un riñón.
EL FUNERAL, EL LUNES EN LA CATEDRAL DE SANTIAGO
La Junta de Portavoces del Ayuntamiento de Bilbao y el pleno se reunirán mañana de forma extraordinaria, si bien por «expreso deseo» del propio Azkuna, se realizarán unas exequias privadas, en la intimidad de la familia y de las personas más allegadas», por lo que no habrá ni capilla ardiente, ni se abrirá un libro de firmas en el consistorio.
«En nombre del alcalde de Bilbao, pedimos que se respete su voluntad y transmitimos su agradecimiento al pueblo de Bilbao», concluía el breve comunicado en el que sobre las 20.30 horas, el Ayuntamiento informaba del óbito.
El único acto público de despedida será el próximo lunes al mediodía, cuando se oficiará un funeral oficial en la catedral de Santiago.
Al margen de la familia, solo los más íntimos del círculo de confianza de Azkuna han estado rodeándole en sus últimos momentos de vida, entre ellos el director del gabinete de Alcaldía, Andoni Aldekoa.
Sobre las 21.50 horas, un coche fúnebre de la funeraria Nuestra Señora de Begoña, en Bolueta, ha trasladado el cadáver al tanatorio. En la sede del PNV de Sabin Etxea, la ikurriña ondea a media asta, al igual que la bandera de la ciudad, roja y blanca, que hay en la plaza junto al Ayuntamiento.
EL MUNDO DE LA POLÍTICA LE DESPIDE CON CARIÑO
Tras conocerse la noticia, las únicas visitas de políticos que ha habido han sido las del presidente del PNV, Andoni Ortuzar, y la de la máxima dirigente del partido en Bizkaia, Itxaso Atutxa.
Con la voz entrecortada por la emoción y las lágrimas, Ortuzar ha resumido el sentimiento de su partido y el de buena parte de los que apreciaban la figura de Azkuna.
«Se nos ha marchado el alcalde, pero sobre todo se ha ido una persona especial, un gran abertzale, un amigo. En este momento, el mejor homenaje que podemos hacer es seguir su camino», ha resumido el presidente del PNV.
Representantes de todos los partidos y de numerosas instituciones y entidades se han sumado al dolor por la pérdida del alcalde que gobernó Bilbao desde junio de 1999.
EL PERFIL
Nacido el 14 de febrero 1943 en Durango, en el corazón de Bizkaia, Azkuna fue hijo de un metalúrgico y de una costurera, cuyos desplazamientos por trabajo a Bilbao fueron los que le hicieron conocer la villa de la que décadas más tarde sería su máximo representante.
Médico radiólogo doctorado en Salamanca, la gestión sanitaria le llevó a la política, donde fue consejero de Sanidad del Gobierno Vasco antes de ser alcalde de Bilbao en 1999.
CATORCE AÑOS AL FRENTE DE LA ALCALDÍA DE BILBAO
En estos casi quince años culminó la recuperación de Bilbao, que en el año 1997 había estrenado el museo Guggenheim. Azkuna supo liderar y ‘vender’ en el extranjero una tarea colectiva y entre instituciones que renovó la imagen de Bilbao y lo situó de nuevo en el mapa del mundo.
Entre sus actuaciones, la Alhóndiga, diseñada por Philippe Starck, el nuevo edificio de oficinas municipales, la reforma del mercado de La Ribera, y conjuntamente con otras instituciones, el nuevo campo de fútbol, y el derribo del viaducto de Sabino Arana.
A su lenguaje claro y comprensible, unió su propensión a tener un trato directo con los vecinos y a acreditarse fama de haberse ‘pateado’ varias veces todos los rincones de Bilbao. Ambas facetas le llevaron progresivamente a gozar de mayor aceptación entre los bilbaínos, más si cabe que en su propio partido. De esta forma, en las últimas elecciones logró hacerse con la mayoría absoluta.
Uno de los aspectos que le llevó a contar con cada vez más apoyo popular fue su nacionalismo moderado, matizado por su extensa cultura.
Este pluralismo le llevó expresar públicamente su amistad y respeto hacia la Familia Real y agradecer a otras instituciones del Estado su colaboración en todo aquello que beneficiase a Bilbao, así como a ganarse el respeto del resto de partidos, menos de la izquierda abertzale, con la que mantuvo frecuentes encontronazos.
PUBLICADO en DEIA 2014/03/24