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Algo sobre Jordi Grau

Publicado en ELCORREO.COM 20013/10/17

 

Los abuelos españoles de los zombis de ‘The Walking Dead’

La película de culto ‘No profanar el sueño de los muertos’ está entre las diez mejores del género. Su director, el catalán Jorge Grau, recuerda aquel rodaje de hace 40 años
17.10.13 –

Los abuelos españoles de los zombis de The Walking Dead

Tráiler en inglés y fotograma de ‘No profanar el sueño de los muertos’

‘No profanar el sueño de los muertos’ es la película española de zombis más famosa internacionalmente. El diario británico ‘The Telegraph’ la citaba en junio entre las diez mejores del género, una opinión generalizada. Tiene en realidad hasta quince títulos diferentes dependiendo de los países donde se estrenó, en 1974. Justo cuando se cumplen 40 años del rodaje, el mundo vive una auténtica zombimanía gracias a la serie ‘The Walking Dead’ (que estrenaba esta semana su cuarta temporada con unas audiencias de 16 millones de espectadores en EE UU y 400.000 en nuestro país, donde, de momento, la emite la cadena Fox). Su director, Jorge Grau (Barcelona, 1930), recuerda aquí aquella aventura.

Los abuelos españoles de los zombis de 'The Walking Dead'

El director Jorge Grau. / Efe

Para empezar habrá que decir que fue uno de los productores italianos de su filme anterior, ‘Ceremonia sangrienta’ (1972), quien le propuso insistentemente hacerse cargo de un guión que aspiraba a ser una especie de versión en color de la mítica ‘La noche de los muertos vivientes’, rodada por George A. Romero en 1968. «La primera vez le dije que no -relata Grau-, pero año y medio después volvió a la carga. Yo acepté leerlo, y al terminar me di cuenta de que aquello era diferente. De que allí había personajes, una cosa que siempre me ha interesado para mis películas, y no solo víctimas y verdugos, como en la cinta de Romero, que es espléndida». De hecho, los expertos destacan que el filme de Grau incluye varios temas, además del puramente zombi, al abordar entre otras la cuestión medioambiental: el argumento gira en torno a una máquina de ultrasonidos que el gobierno utiliza para erradicar las plagas de las cosechas y que acaba despertando a los muertos; o lo que es lo mismo, la ciencia destruyendo la naturaleza.

Por todo esto, Grau aceptó hacerse cargo de aquella coproducción hispanoitaliana que se rodó en escenarios de la campiña inglesa. Es entonces cuando vinieron los problemas, como la manera en la que uno debe ‘fabricar’ a los zombis para que asusten o simplemente sean creíbles. Y estamos en 1973, nada de efectos por ordenador. Grau no tenía idea de anatomía, así que se hizo con varios libros de medicina forense, y gracias a las fotos de los cadáveres fue conformando a sus criaturas. «De hecho, el primer zombie que aparece en la película, en el cementerio, es la copia de un muerto que aparecía en uno de aquellos libros, donde al lado de la foto se aportaba una breve historia del difunto. A mí me llamó la atención un hombre que había sido brillante, pero que había ido a menos hasta acabar mendigando, y al final se había quitado la vida atándose una soga con una piedra al cuello y tirándose al agua. Así que mi primer zombi era así, un tipo alto, erguido, con porte elegante, con la cuerda al cuello y que debía parecer siempre mojado. Todos los personajes de la cinta están basados en aquellas fotografías».

 

Los abuelos españoles de los zombis de 'The Walking Dead'

La sangre fue un elemento de caracterización que dio mucho trabajo

 

Luego estaba el tema de la sangre. En la película de Romero, en blanco y negro, cualquier mancha oscura era interpretada como plasma, pero en color la cosa cambiaba: «Claro, no queríamos echar mano de la típica salsa de tomate. Nos costó mucho al maquillador y a mí llegar a dar con el color apropiado, que debía ser más bien oscuro. Hacía un líquido, luego otro, después lo probábamos sobre la piel, la ropa… Pensé, además, que los ojos debían ser rojos, con lentillas, en contraste con la piel pálida y con la falta de vida, como si aquellos ojos compensaran todo esto y fueran un recordatorio del alimento último. No hay nada casual». En cuando a las vísceras consumidas… «Hay un ojo que en realidad era un huevo de codorniz, y el resto eran partes de una especie de masa dulce con la forma de órganos».

¿Y cómo debían moverse sus ‘caminantes’? Grau tenía claro que lo que hace a un zombi moverse es el cerebro, la poca actividad que pueden tener se genera en ese órgano. «Los zombis caminan con la cabeza, no con los pies. Así que los actores (entre ellos el español José Lifante) tenían que andar en consecuencia. Yo les decía que debían dar un paso y parecer que estaban a punto de caer hasta que en ese momento el cerebro movía el otro pie. Hubo mucho estudio previo, unos 4 ó 5 meses para planearlo todo». Hay que recordar que el propio género zombi estaba dando también sus primeros pasos, y más en España.

El rodaje casi fue suspendido. A pesar de que no hay evidencia histórica de la existencia de Little John, el amigo y compañero de fatigas de Robin Hood, tiene una tumba en el pueblo de Hathersage, en Derbyshire, en cuyo cementerio se rodaron varias secuencias. De hecho es un atractivo turístico de la zona. «Pues alguien nos denunció, dijo que estábamos profanando su sepultura, y debimos acabar el rodaje a toda prisa antes de que nos echaran de allí». Los vecinos ya estaban bastante escamados cuando, de noche, se topaban con José Lifante caracterizado de zombi ensangrentado intentando esconderse por las esquinas mientras esperaba al coche que debía llevarle al rodaje. Pequeñas anécdotas del cine de otros tiempos.

Los abuelos españoles de los zombis de 'The Walking Dead'

José Lifante, de zombi

«Los dos protagonistas, en su lucha contra los zombis -prosigue el director-, van estrechando su relación hasta que finalmente hay un momento en el que la chica, una vez convertida, mira al joven y se acerca a él para morderle, pero no con odio, sino con una especie de amor, de decirle que quiere seguir estando con él. Esto hizo que, el otro día, hablando con Lifante, nos llegarámos a plantear cómo hubiera sido la secuela de aquella película, con aquellos dos zombis ligados tan profundamente. ¿Qué podría pasar? ¿Seguirían unidos de alguna forma? Es una posibilidad. Pero ya nunca lo sabremos». ¿Acaso no le plantearon hacer una secuela? O al menos más cine fantástico, porque Grau no volvió a rodar otra cinta del género: «Lo que me ofrecían no tenía personajes, era simple gore, y a mí eso no me gusta».

El cineasta catalán dice que, posteriormente a aquella película, se fue generando «una ola de simpatía hacia los zombis, incluso se empezaban a ver más como víctimas que como verdugos». Curiosamente, 40 años después, una serie como ‘The Walking Dead’ ha puesto de moda otra vez un género que en realidad nunca se ha ido. Aunque estos zombis, a los que Grau, a sus 83 años, no tiene el placer de conocer, no derrochen tanto ‘encanto’ como aquellos a los que él mismo dio vida hace ya cuatro décadas.

dokumentala / documental

 

 

 

Aste honetan «Begoña, herri garaia» bideoaren aurkezpena izango da hurrengo lekuetan eta ordutegietan:

 

Apirilaren 23an: Castañoseko Udaltegian.

Apirilaren 24an: Begoñako Udaltegian.

Apirilaren 25ean: Otxarkoagako Udaltegian.

Emanaldien ordutegia: 18:30, 19:15 eta 20:00.

 

Sarrera libre izango da.  

 

  

Esta semana se estrena el vídeo “Begoña, un pueblo de altura” en los siguientes lugares y horarios:

 

23 de abril. Centro Municipal de Castaños.

24 de abril. Centro Municipal de Begoña.

25 de abril. Centro Municipal de Otxarkoaga.

Horario de los pases:  18:30h., 19:15h. y 20:00h.

 

 entrada libre.  

 

log IZAN

erakusketa donostian / la exposición en donostia

La exposición,  Otxarkoaga: Bilbo berriaren hastapena / el nacimiento de un nuevo Bilbao,  se expone actualmente en el Colegio de Arquitectos Vasco-Navarro en Donostia.

Estará hasta el 23 de Febrero.

san sebastian donostia 2016

Nueva edición de Arquitectura: lenguajes fílmicos, «La construcción de la guerra»

 
Por tercer año consecutivo, Fundación Cristina Enea y la Oficina para la Capital Europea de la Cultura 2016, con la colaboración del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro, y por primera vez junto con el Museo San Telmo, organizan la actividad ‘Arquitectura: lenguajes fílmico’, bajo el epígrafe este año de ‘La construcción de la guerra’.

Cristina Enea lleva años trabajando en una línea que incluya al urbanismo y la arquitectura como preocupaciones de primer orden hacia un mundo más sostenible, lo cual incluye la preocupación por el mundo material y los recursos naturales así como las relaciones sociales que se dan entre los habitantes que los habitan. La iniciativa pretende reflexionar sobre todo esto con una serie de talleres, presentaciones y proyecciones.

Se trata de una actividad del programa cultural de la candidatura de Donostia-San Sebastián a Capital Europea de la Cultura 2016, y esta edición, por vez primera, el Museo San Telmo participa activamente en la programación, organizándose en el propio museo las 4 sesiones del programa.

 

Este año, el programa se dirige hacia la reflexión entorno a las semejanzas/diferencias a la hora de definir el paisaje que nos rodea y el desarrollo del urbanismo, entre la arquitectura y la guerra, con la ayuda de materiales audiovisuales y las conferencias y presentaciones de varios expertos. Y es que en opinión de Tom Vandervilt, podríamos decir que la guerra puede ser entendida como la extensión de la arquitectura por otros medios. Según los responsables del proyecto, “más allá de la arquitectura propiamente bélica, existe la guerra como proceso arquitectónico, del mismo modo que más allá del cine bélico existe la experiencia audiovisual de la guerra, y más aún, la guerra como experiencia audiovisual”.

Diversos autores coinciden en señalar el estatus de la arquitectura como objetivo, como blanco. Los edificios pueden considerarse entornos “seguros”, pero también objetivos a batir. Un edificio de oficinas puede ser un símbolo de la dominación imperialista (World Trade Center) del mismo modo que un muro puede perder su sentido como sistema de autodefensa para convertirse en una arquitectura de opresión desde el exterior (el muro que separa Palestina de Israel).

En el programa de 2011 de Arquitectura: Lenguajes fílmicos se trabajará sobre la idea de la guerra como construcción, tanto mediática como arquitectónica, para proponer un ciclo de proyecciones de películas, conferencias y talleres que impliquen tanto a expertos y profesionales como a estudiantes de arquitectura, cine y otras disciplinas afines.

Para reflexionar sobre todo ello, por un lado Hito Steyerl y Eyal Weizman dirigirán un taller el 9 y 10 de diciembre en Cristina Enea; y por otro, del 13 al 16 de diciembre, Pedro G. Romero, Miren Jaio, José Miguel de Prada Pool y José Díaz Cuyás ofrecerán sendas presentaciones, todas ellas en el Museo San Telmo, tras las cuales se proyectarán varios films. Como actividad paralela, del 13 de diciembre al 23 de febrero, se podrá ver en la sede del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro, la exposición ‘Otxarkoaga: el nacimiento de un nuevo Bilbao’.

gaur hitzaldia donostian / hoy charla en Donostia

Hoy, habrá una charla sobre el 50 aniversario de la construcción del barrio y su importancia urbanistica.

Será a las 7 h en el Colegio de Arquitectos de  Gipuzkoa.

 

Aqui podeís ver el programa.

lenguajesfilmicos-2011-cast

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Hoy tambien se inaugura la exposición que estará hasta el mes de febrero.

dokumentala / documental

gara

 

Un documental de los vecinos rompe con la historia oficial sobre la construcción de Otxarkoaga

Vecinos y vecinas de Otxarkoaga no estaban dispuestos a que otros escribieran la historia de su barrio, que este año ha cumplido medio siglo desde que llegaran sus primeros habitantes. Consideran que no hay mucho que celebrar, sino romper con la versión oficial. Y lo han hecho a través del documental «Otxarkoaga. El nacimiento de un nuevo Bilbao».

 

En 1959 se inició la construcción de lo que la dictadura franquista denominó «Poblado dirigido de Ocharcoaga», en el que el Ministerio de Vivienda en manos del arquitecto José Luis Arrese levantó 114 bloques con 3.672 pisos; de ellos, 8 torres de 15 plantas, las primeras que se edificaron en el Botxo. El ministro falangista, bilbaino de nacimiento, fue uno de los principales teóricos del nacional-sindicalismo y responsable de los planes con los que se hicieron miles de viviendas sociales en Bilbo, Madrid, Barcelona y Asturias.

En 1961 comenzaron a llegar los nuevos pobladores de Otxarkoaga, donde hasta entonces se erigían diversos caseríos en un ambiente rural y euskaldun. «Unos vinimos con ilusión a una nueva vivienda; otros vinieron obligados, tras ser arrasadas sus casas y, con ellas, sus ahorros y mucho trabajo», rememoran algunos de ellos, que mantienen aún en la retina las imágenes del Ejército español y la Policía Armada desalojándoles del Monte Banderas y subiéndoles a unos camiones con los pocos enseres que habían logrado salvar.

Las crónicas de la época reflejan que, a base de dinamita y excavadoras, los soldados acabaron con 1.589 «chabolas» y trasladaron a la fuerza a 2.155 familias a Otxarkoaga, a unas viviendas que para 1963 -dos años después de que fueran otorgadas- presentaban humedades y goteras que, con los años, derivaron en fallecimientos por neumonía. Por ello, por su insalubridad, muchos pisos de los bajos fueron clausurados después.

En 1964, Francisco Franco aprovechó el 27º aniversario de la toma de la capital vizcaina por las tropas fascistas -el 19 de junio de 1937- para inaugurar el poblado con el boato propio de la época, rodeado del alcalde, Javier Ybarra Berge (1963-1969), aunque fue en el mandato de Joaquín Zuazagoitia Azcorra (1942-1959) cuando se procedió a las expropiaciones de los terrenos a cargo del propio ministro, por las que se pagaron 150.253 euros. Las obras del nuevo barrio se acometieron en el mandato de Lorenzo Hurtado de Saracho (1959-1953).

En el documental, Koldo Urrutikoetxea, un vecino que fue concejal de Herri Batasuna en el Consistorio bilbaino, rememora la imagen de Otxarkoaga poblado de banderas españolas en un acto que sirvió de «instrumento de propaganda» para Franco. Lo curioso es que muchos de los jóvenes que presenciaron la inauguración estaban unos meses después protestando ante la Policía por las deficiencias y carencias del polígono. Para los antiguos pobladores de aquel entorno rural y euskaldun, la llegada de los emigrantes fue brutal, como lo fue la represión que habían sufrido tras la victoria fascista.

Desde un principio, la propaganda oficial quiso vincular la eliminación de miles de pequeñas viviendas en distintos puntos de la capital vizcaina -como Monte Banderas, Monte Cabras, Artxanda, Uretamendi y Campa de los Ingleses-, construidas por los propios obreros que procedían del éxodo rural español y eran mano de obra para la pujante industria vizcaina, con la voluntad del dictador «por eliminar el chabolismo».

Ésta es la línea argumental difundida por «Ocharcoaga», del cineasta catalán Jordi Grau, elaborado para ensalzar la labor del Gobierno franquista en materia de vivienda. El cortometraje, de 11 minutos de duración, se filmó exclusivamente para que lo visionara Franco, siendo recuperado en 2008 por la Filmoteca Vasca y la Filmoteca Española, en colaboración con el Ayuntamiento bilbaino, que lo proyectó en Zinebi y luego editó 2.000 copias en DVD para repartirlo gratuitamente en Otxarkoaga.

La recuperación de aquel trabajo levantó ampollas en muchos de los vecinos. La Asociación de Familias de Otxarkoaga criticó que fuera el Consistorio presidido por Iñaki Azkuna el que se esforzará en volver a proyectar «un nodo fascista de rancio abolengo». El organismo ciudadano acusó al alcalde jeltzale de «dar una victoria después de muertos a aquellos falangistas», por lo que comenzó a trabajar en un cortometraje que diera «una imagen seria y verdadera» del conjunto de la historia del barrio. El libro del historiador Luis Bilbao Larrondo «El poblado dirigido de Otxarkoaga: Del Plan de Urgencia Social de Bizkaia al primer Plan de Desarrollo Económico» fue el primer ejemplo del afán vecinal por recuperar la historia, que continúa ahora con «Otxarkoaga. El nacimiento de un nuevo Bilbao».

Análisis crítico de la historia

Este proyecto, presentado recientemente en el barrio, pretende recuperar el pasado y la historia de Otxarkoaga desde un análisis crítico. Se trata de un documental de 19 minutos de duración, en euskara y castellano, acompañado de extras: un análisis más técnico sobre la construcción del polígono a cargo del historiador Luis Bilbao Larrondo; otro con las vivencias de habitantes de los caseríos que pasaron a convivir con los nuevos pobladores; y una explicación del porqué de este trabajo.

Se recuerda el contexto histórico y las condiciones sociales de finales de los 50 en Bilbo, que determinaron la construcción, pero también se destaca la tradición de lucha y autoorganización de sus habitantes, con mención especial al papel jugado por la Asociación de Familias de Otxarkoaga (AFO). Fruto de décadas de lucha, lograron que las instituciones remodelaran, rehabilitaran y urbanizaran en 28 años lo que se edificó en 18 meses de una forma deficiente y alejada de las necesidades de los futuros moradores.

«No queremos mirar al pasado con nostalgia o melancolía, debemos mirar al pasado con mirada crítica y deshacer mentiras, falsedades y leyendas», defienden sus autores.

En 1991, el «Estudio sociodemográfico de Ocharcoaga», de la Universidad de Deusto, apuntaba a que detrás de la edificación del polígono -ubicado a tres kilómetros del centro y aislado- estaba la necesidad de impulsar el sector de la construcción -entonces, como ahora, de capa caída- y el intento de evitar la convulsión social, ya que en 1960 cerca de 26.300 personas habitaban 4.987 «chabolas» con importantes carencias.

Empresarios e Iglesia fueron quienes presionaron para acabar con las edificaciones «ilegales» que poblaban las laderas de los montes que circundan la villa. Diez jóvenes arquitectos fueron los encargados del diseño y ejecución de la barriada: Pedro Ispizua, Javier Ispizua, Domingo Martín, Rufino Basáñez, Esteban Argárate, Julián Larrea, Antonio Zalvide, Martín de la Torre, Javier Arístegui y José Antonio Cirión, a los que se sumaron Luis Saloña y Juan Madariaga.

Otxarkoaga se convirtió en la década de los 60 en un modelo de urbanización de viviendas para el resto de promociones públicas de Bizkaia y, posteriormente, de cómo no hay que hacerlas, por sus graves deficiencias.

Los trabajadores comenzaron a construir el 16 de mayo de 1960 y al año siguiente llegaban los primeros vecinos. Quienes vivieron aquellos tiempos recuerdan la ausencia de equipamientos y cómo la urbanización de las calles no existía. «Otxarkoaga fue un laboratorio de experiencias en construcción, de edificar muchas viviendas en poco tiempo y baratas», subrayan al recordar el sinfín de deficiencias que se registraron.

El propio Larrondo resalta en la entrevista incluida en el DVD que para muchos «fue una sorpresa» que el régimen fascista fuera capaz de ejecutar un proyecto semejante. Se menciona que era habitual presentar planes de este tipo que no eran finalmente realizados, limitándose a ser meros actos de propaganda de los sucesivos gobiernos de Franco.

Baserritarras que no olvidan aquel impacto tan desmesurado

El documental incluye testimonios del pasado -como el del que fue presidente de la AFO, Isaac Torrijos- y actuales, con vecinos que ya poblaban la zona antes de que se construyera Otxarkoaga. A pesar de las décadas transcurridas, a éstos no se les olvidan las imágenes de cientos de personas desplazadas en camiones y la propia edificación del polígono.

Otxarkoaga era hasta 1959 un núcleo rural más de la antigua república de Begoña, en el que se sucedían caseríos y txakolis. El euskara era lengua de comunicación hasta la victoria de los franquistas; a partir de entonces se sucedieron las multas, cómo las que se dictaba contra baserritarras que daban las órdenes a los bueyes en su lengua materna. «Hablábamos con miedo», recuerdan.

hitzaldia ederra / fantastica charla

Una estupenda charla nos ofreció el catedrático Carlos Sambricio.

Ante un publico muy interesado, donde los más mayores del barrio se juntaban con otras generaciones, el moderador Pablo Herran abrió la sesión dando la palabra al historiador Luis Bilbao Larrondo.

Luis nos presentó a Carlos y su extenso currículo, y tras ello, y sin más preámbulos el Profesor de Hº de la arquitectura Carlos Sambricio comenzó su amena disertación.

Para ello, inició explicando las características de la moderna ciudad y los cambios que se efectúan en estas en los siglos anteriores. La importancia de determinados espacios urbanos y la evolución consiguiente.

Hizo un recorrido explicativo de la situación constructiva tras la guerra, en los años 40 y 50, y analizó los momentos de inflexión y cambio en la política de vivienda del régimen fascista.

La situación de déficit de viviendas, la falta de oferta ante un demanda que se multiplicaba exponencialmente por la atracción de mano de obra a la industria de las grandes ciudades, fue similar en ciudades como Madrid, Barcelona, Sevilla y Bilbao.

Carlos nos mostró de una manera precisa y clara la implicaciones de la arquitectura y los aspectos técnicos en nuestra vida diaria.

La modernización en conceptos y técnicas, así como el cambio y mejoras tecnológicas, y en definitiva, la industrialización de los procesos constructivos, nos viene a dibujar un cambio en la política de vivienda y en la urbanización de las ciudades. Se dan soluciones a los grandes problemas planteados.

A continuación el debate consiguiente, circuló sobre este aspecto: si las soluciones aportadas fueron buenas y adecuadas o no.

Tras finalizar la charla, se repartió entre los asistentes el DVD del documental oTXARKOAGA. El nacimiento de un nuevo Bilbao.

Muchos vecinos y vecinas aprovecharon para revisar con detenimiento la exposición instalada en el Centro Cívico.

50 urte / 50 años

Otxarkoaga, medio siglo de vida

DEIA

El barrio celebra su 50 aniversario con exposiciones, charlas y un documental

 

LA tradición cuenta que cuando Franco visitó Bilbao a finales de los cincuenta quedó sorprendido por el chabolismo que invadía ciertas zonas de la villa. Fue tal el desconcierto del dictador que directamente mandó construir el barrio de Otxarkoaga para realojar a todas esas familias que se hacinaban en chabolas y pequeñas casas. Durante mucho tiempo se tomó este relato como real; sin embargo, el tiempo se encargó de descubrir la verdad y dejar la historia en mera leyenda.

Así lo verán los vecinos de Otxarkoaga, en plena celebración de su 50 aniversario, quienes podrán ver un documental sobre los orígenes y la historia del barrio.

Entre los cuarenta y los cincuenta, Bilbao y sus alrededores sufrieron un incremento poblacional nunca visto hasta entonces. Inmigrantes de casi todos los territorios del Estado se afincaron en la villa con la esperanza de labrarse un futuro mejor en la industria vasca. Así, el número de habitantes se duplicó. Muchos de ellos no podían permitirse alquilar ni adquirir un inmueble y se vieron obligados a hacinarse en barrios chabolistas, donde la salubridad y la higiene escaseaban. Hubo también quien juntó todos sus ahorros y los invirtió en construir su propia casa, como las que actualmente se mantienen en Masustegi o Uretamendi.

Según Luis Bilbao, miembro de la Asociación de Familias de Otxarkoaga (AFO) y Licenciado en Historia Contemporánea, la situación se tornó tan insostenible que «la propia Iglesia y los empresarios bilbainos realizaron una campaña de presión contra la situación que vivía la gente». Las razones de los empresarios fueron diferentes. En aquel entonces «se quería vender una imagen de un nuevo Bilbao moderno y económicamente fuerte. Pero los visitantes, principalmente extranjeros, entraban por Enekuri desde el aeropuerto de Sondika, y veían un cúmulo de edificaciones ilegales, que chocaba con la imagen que los empresarios querían dar».

El alcalde en aquella época, Joaquín Zuazagoitia, trasladó todas esas presiones a Franco y fue entonces cuando se construyó Otxarkoaga. A pesar de ello, no todo fue a mejor. Quienes vivían en los caseríos que había edificados en lo que actualmente es el barrio fueron desalojados de sus viviendas. Además, muchos inmigrantes que habían construido ya sus propias casas unifamiliares, pasaron a vivir en pequeños pisos de apenas 50 m2.

TRANSFORMACION Desde que el barrio fuera completamente habitado en 1961, Otxarkoaga siempre estuvo marcado con un punto negro: delincuencia, drogas, robos… Según Cristóbal Rivera, miembro de la AFO, había trabajos donde «no te contrataban si veían que eras de donde eras». Sin embargo, en los últimos 20 años, el barrio ha sufrido una enorme transformación, tanto a nivel social como en su aspecto. Todos los problemas que han sufrido los residentes y sus consecuentes protestas han hecho que Otxarkoaga se haya convertido en uno de los barrios más unidos de Bilbao y de los pocos con una identidad propia: «Los problemas te unen», apunta Rivera.

La reforma urbanística más importante se dio entre 2000 y 2006: se reorganizaron calles, plazuelas y aparcamientos y las viviendas también sufrieron arreglos en sus tejados y fachadas. Además, el barrio ha pasado de ser uno de los más conflictivos a ser el de menor tasa de delincuencia. «Hubo varios clanes mafiosos y muchos jóvenes murieron a causa de la droga, pero se echó a todos y ahora es un barrio en el que se puede estar a cualquier hora en cualquier lugar», señala Cristóbal Rivera.

Nakor Santamaría, miembro también de la AFO, remarca la magnificación que se hace en los medios de cualquier suceso que ocurre en la zona: «Hubo una temporada en la que se robaron tres coches y un establecimiento. En esos mismos días, una persona atracó una sucursal a punta de pistola en Txurdinaga y hubo también un atraco con arma blanca en un comercio de Santutxu; pero tuvo mucha más repercusión lo que pasó aquí».

FUTURO Otxarkoaga está situado a tres kilómetros del centro de la ciudad, lo que ha hecho que sea uno de los barrios peor comunicados de la capital. En sus inicios estaba completamente aislado; pero lo cierto es que ahora las cosas han mejorado. El servicio de autobuses es lento pero «funciona bien, sobre todo la línea 03», destacan los tres miembros de la AFO. Sin embargo, el barrio suplirá esta carencia gracias a la próxima apertura de la tercera línea de metro.

En la actualidad, los vecinos reclaman más equipamientos culturales y también mayor presencia del euskera. Según Rivera, tenían «una subvención para dar clases de euskera a 200 alumnos» y con la crisis les ha sido retirada. Además, Santamaría remarca que «el único colegio que hay en el barrio solo imparte clases en el modelo A». Ahora, los esfuerzos de la Asociación de Familias de Otxarkoaga y del barrio en general se centran en recuperar su memoria histórica. El primer paso es la celebración de este 50 aniversario con el que se presentará un documental sobre el barrio. Hoy se realizará una exposición fotográfica en el centro cívico. y, además, se celebrarán también dos conferencias los días 5 y 13 donde se comentará la historia y creación de Otxarkoaga.