Publicado en DEIA
2012-07-08
«No somos ni Dios ni el diablo, solo vecinos que queremos lo mejor para nuestros barrios»
Carlos Gómez, Federico Pedrini y Jabi Rodríguez son tres de las personas que trabajan codo con codo desde las asociaciones de vecinos de Bilbao por mejorar la villa.
La villa está formada por barrios muy diversos. Un ejemplo de ello son Miribilla, Casco Viejo y Basurto. Son el último barrio en crearse, el lugar clásico por antonomasia y, por último, un barrio que está en plena fase de transformación. Tienen distintas realidades, pero también problemas y vivencias comunes. DEIA ha hablado con representantes de sus respectivas asociaciones de vecinos para tomar el pulso a cada una de estas realidades.
Representan a tres barrios con vivencias diferentes. ¿Qué problemas tiene su barrio en la actualidad?
Carlos Gómez: En el caso de Miribilla, cuenta con el problema de haberse creado con deficiencias estructurales ancestrales. Tenemos diversos problemas de inicio, el barrio no se creó con las plazas escolares adecuadas, ni las instalaciones médicas adecuadas y tampoco con aparcamientos suficientes. Ahora estamos tratando de solucionar todas esas cuestiones que son fundamentales de cara a la calidad de vida. En el aspecto positivo está la amplitud de nuestras calles y las zonas verdes.
Jabi Rodríguez: Nuestro principal problema es que al ser un lugar de encuentro (Casco Viejo), hay una parte de la gente que viene y no respeta el barrio; además, hay locales que no tienen las licencias necesarias… Y a veces se toma nuestro barrio más como un centro comercial que como un espacio en el que viven personas. Es un lugar de ocio, de encuentro, pero históricamente no hemos tenido ni equipamientos educativos ni deportivos y, poco a poco se ha ido parcheando, aunque nos faltan muchos equipamientos.
Federico Pedrini: Nosotros tenemos el problema del viaducto (Basurto) que nos condiciona un poco, sería la llave para tener zonas verdes, plazas, áreas de esparcimiento que nos permitan hacer vida de barrio.
Muchas de las cuestiones que afectan a los barrios son comunes: aparcamientos, equipamientos…
J. R.: Sí, son cuestiones de ciudad desde el punto de vista de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Bilbao, como de las asociaciones de vecinos de los barrios. Vamos a colaborar con el Ayuntamiento en proyectos como los corazones de barrio para impulsar los barrios.
F. P.: Para todo ello sería conveniente que funcionasen mejor los consejos de distrito. Habría que darles más poder de decisión y en él deberían tener más poder las asociaciones.
J. R.: Estoy de acuerdo. Los consejos de distrito tienen que tener más valor, deberían estudiarse más las cosas. Debe haber más diálogo, porque conseguimos más cosas por fuera de los consejos de distrito que desde él. Sería necesario que las asociaciones tuviésemos voto y poder cambiar las mayorías.
F. P.: Nadie conoce nuestros barrios, las calles y sus necesidades mejor que nosotros.
C. G.: Por eso creo que el asociacionismo de los barrios debería tener mayor importancia, porque la realidad de la vida está en los ciudadanos. Los consejos de distrito deberían volver a ser lo que fueron, el pequeño Ayuntamiento de cada distrito.
J. R.: La cuestión es que muchas veces, tanto como Asociación de Vecinos como Federación, conseguimos más cosas y tenemos una comunicación más fluida hablando con las áreas municipales. Los consejos de distrito deberían ser la forma más directa de sacar propuestas y solucionar los problemas de los barrios de Bilbao. Aunque con el último Auzokide Plana ha habido un avance y desde el Ayuntamiento se nos ha tenido más en cuenta. En las concejalías se nos escucha más, hay un diálogo fluido y se nos tiene más en cuenta.
Hace dos años y medio se creó la Federación de Asociaciones de Vecinos de Bilbao como una herramienta para aglutinar el asociacionismo vecinal. ¿Qué balance hacen de este periodo?
J. R.: La Federación, como organismo, está perfectamente asentada. Hemos tenido varias reuniones con distintos áreas del Gobierno vasco, incluso con el lehendakari.
F. P.: La verdad es que ahora todas las instituciones, desde el Ayuntamiento hasta el Gobierno vasco, están más receptivas, nos abren más las puertas al diálogo.
J. R.: Estamos asentados, pero creo que aún es pronto para hacer un balance; quizá a finales de este año, o al final de la legislatura de la Federación -dentro de año y medio- podamos valorar en qué hemos avanzado, en qué debemos mejorar… Pero lo importante es que hay vías de diálogo con las instituciones; por suerte, ahora se nos tiene más en cuenta, hay una mayor voluntad de sentarse a hablar con nosotros. Esa nueva voluntad es digna de alabar y en el futuro veremos qué podemos hacer juntos.
C. G.: Se han dado cuenta de que no somos el diablo, tampoco somos Dios, solo somos vecinos que queremos lo mejor para nuestros barrios y para la ciudad. Esta apertura de las administraciones hacia las asociaciones va a permitir que podamos impulsar la participación ciudadana en consejos etc… Además, como Federación de Asociaciones de Vecinos de Bilbao estamos teniendo impacto en Bizkaia y tenemos representación en la federación estatal.
¿La Federación ha acercado las asociaciones de vecinos a la gente?
J. R.: A los vecinos no, pero sí nos ha servido para conocernos entre las asociaciones. El acercamiento a los vecinos es algo que nos queda por hacer. No es lo mismo la asociación que los vecinos, aunque luchemos por los intereses de todos. Estamos intentando agrupar a las asociaciones de distinto discurso y eso es algo muy difícil que se está consiguiendo. Las distintas asociaciones de vecinos estamos empezando a funcionar como Bilbao. El tema de los vecinos deberemos trabajarlo.
C. G.: Sí, creo que es una labor que debemos ir haciendo toda la sociedad, debemos abrirnos y ser más participativos. Nosotros, los que estamos aquí, hemos sido participativos desde siempre, estamos convencidos de lo que hacemos y queremos hacer ciudad.
F. P.: A veces, es más fácil que los vecinos tengan visión de ciudad a que lo tengamos las asociaciones de vecinos. Ahora, además, la Federación está en el momento de que todas las asociaciones nos conozcamos, es un momento delicado. En el momento en que estemos bien unidos, será algo que haremos, acercarnos a la gente.
Sí, porque son los primeros pasos de esta entidad…
J. R.: Organizarnos, marcar el camino a seguir nos ha llevado un tiempo y el hecho de tener un presidente y un vicepresidente que nos representen en las reuniones y que las asociaciones se sientan totalmente identificadas con lo que los representantes de cada área defienden es algo muy importante. Se está llevando a cabo la labor para recuperar aquello que fue en su día, tras la Transición.
Hemos repasado los problemas que tienen sus barrios. Vayamos con las virtudes que tienen los lugares donde ustedes viven.
J. R.: Lo más bonito de todo es que mi barrio es un lugar de encuentro y que es gran parte de la historia de Bilbao. Ha sido el centro de la vida política, es la zona monumental más grande de Euskadi y, aunque hay cosas que vamos a mejorar, lo más bonito es que te puedes encontrar a gente de todas las edades.
F. P.: En Basurto pasa eso, todos nos conocemos, hay mucha gente del barrio de toda la vida. Yo, por ejemplo, llevo solo 40 años en el barrio, mis suegros siempre han vivido allí y hay una identidad de barrio. Eso es bonito y ahora va a venir gente nueva y esperemos que sea gente joven para rejuvenecerlo.
C. G.: Somos un barrio nuevo, de gente venida de otros lugares de Bilbao y Bizkaia, que se está creando y en el que están creciendo los proyectos de mucha gente y el de un barrio en común. En la actualidad, estamos formándonos como barrio y tenemos ese reto. Miribilla es un lugar de los mejores en calidad de vida por sus edificaciones, la forma de sus calles… Este barrio es una isla dentro de un entorno que necesita un impulso muy importante de la Administración.
Ustedes son personas voluntarias, que trabajan para sus barrios. ¿De dónde nace esa voluntad de escuchar al vecino y trabajar por él?
J. R.: A mí esto me viene desde mi época de estudiante. En esos tiempos estábamos luchando por la democracia. Creo que es tan lógico y absolutamente necesario escuchar a los vecinos, que lo veo totalmente natural. El elemento clave de todo esto es la democracia, no el urbanismo ni esas cosas porque de eso se encarga gente especializada, a mí me obsesiona la protección del patrimonio y la democracia.
C. G.: Yo creo que a todos nos viene desde pequeños. La mayoría somos personas adultas, que venimos de unos tiempos en los que se luchó por la democracia. Por eso creemos y trabajamos por la democracia participativa de los barrios. Además, en Miribilla, la asociación la iniciaron cuatro vecinos, nos hicieron una llamada de apoyo y ahí estamos. Al final, las ganas de participar y que el mundo participe es algo que se tiene o no se tiene.
F. P.: Yo empecé en esto hace 15 años por lo del viaducto. Era un tema que me interesaba, que me afectaba y vi que había un movimiento vecinal en el barrio y entonces me enteré que había una asociación. Por aquel entonces estaba medio muerta y entre Pedro de la Fuente y yo tratamos de darle más vida. Empezamos con muy poca gente y ahora somos más de 1.600 socios.
¿Está en auge el movimiento vecinal en Bilbao?
J. R.: Muchas veces, hay asociaciones que surgen de conflictos concretos. Yo creo que habrá un redescubrimiento por parte de la gente en el sentido de que si trabajas en grupo es más fácil conseguir tus objetivos. Y es algo fundamental para que las instituciones nos tengan cada vez más en cuenta, iremos avanzando y eso dependerá de que la gente lo impulse.
C. G.: Queremos captar gente, pero si queremos que todo esto siga, necesitamos un relevo.
¿Ven futuro al movimiento vecinal?
J. R.: Veo futuro, voces críticas de chavales que quieren cambiar las cosas. El futuro está en la gente joven y creo que van a trabajar por mejorar las cosas de su barrio. Además, queremos dejarlo ya, nos queremos jubilar (risas).
F. P.: En todo esto va a tener mucho que ver esta crisis que estamos viviendo. Son los jóvenes los que más problemas van a tener y eso les va a hacer trabajar, Nosotros ya hemos incorporado a la asociación a tres personas de mediana edad.
C.G.: Mi visión es de análisis de necesidad . Vivo en un barrio nuevo, con gente joven y estos vecinos han de ir asentando su vida antes que meterse en este movimiento. Es una cuestión de prioridades. Pero sí veo en barrios de alrededor cómo determinadas asociaciones van apagándose por el envejecimiento de sus juntas directivas. Pese a todo, confío en que la gente joven se incorpore.