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Desde Osakidetza Comarca Bilbao nos han convocado a acudir a una charla que celebrará Osakidetza y el Centro de Salud para informar sobre los nuevos sistemas de obtención de cita telefonica etc.
La reunión será mañana jueves 7 de abril 2011, a las 11h, en el Centro Cívico.

osasuna / salud

Traemos aqui un interesante articulo sobre la situación economica que sufrimos ahora

DESOBEDIENCIA CIVIL (CONTRA EL ESTADO DE ALARMA)

 * Artículo elaborado por el Dr. JUAN GERVAS

Médico general, Equipo CESCA (Madrid)

 La salud depende mucho de las circunstancias, de forma que se puede decir bien que “la geografía es el destino”. Por ejemplo, si uno nace en el Sahel la probabilidad de morir de hambre es mucho mayor que si uno nace en la Península Ibérica. También es cierto que “el momento es el destino”, y si uno nace hoy en España su perspectiva de vida estará disminuida por la crisis y las medidas adoptadas frente a la misma.

Llamamos “determinantes de salud” a todas esas circunstancias (educación, suministro de agua, vivienda digna, trabajo honrado, paz social, justa redistribución de la riqueza, crisis económica, sistema sanitario y demás) que son clave para la salud de poblaciones e individuos.

 LEY DE CUIDADOS INVERSOS

 Todo el que nace muere (Ley de Hierro de la Epidemiología). Pero el que nace siendo pobre muere antes de enfermedades evitables. Por ejemplo, en España, las personas de clase social baja mueren el triple que las de clase alta por enfermedades infecciosas, como tuberculosis. También en España, los suicidios son casi cuatro veces más frecuentes en la clase baja que en la clase alta.

 La mala salud y la mayor mortalidad precoz de la clase baja es consecuencia de los determinantes de salud, de su menor grado educativo, de sus peores trabajos, de las malas condiciones de las viviendas, de su menor expectativa vital y laboral, de la falta de control de su propia vida, del mayor consumo de tabaco y de los menores servicios médicos recibidos.

 Por ejemplo, en España podrían morir todos los años 35.000 personas menos si todas las Comunidades Autónomas (CCAA) tuvieran el nivel de riqueza que las CCAA más ricas.

 Está demostrado siempre y en todo lugar que “los cuidados médicos recibidos son inversamente proporcionales a los cuidados médicos necesitados” (Ley de Cuidados Inversos). Es decir, dicho al revés, recibe más cuidados médicos quien menos los necesita. Por ejemplo, la viuda pobre que vive sola recluida en su domicilio, con artrosis de cadera invalidante e insuficiencia cardíaca, recibe proporcionalmente muchos menos cuidados médicos que la mujer joven y sana con sus revisiones en el trabajo, sus visitas ginecológicas y sus consultas al médico ante males menores (todo ello innecesario).

 La Ley de Cuidados Inversos se cumple más intensamente donde el sistema sanitario se orienta más al mercado privado. Así, la Ley de Cuidados Inversos se cumple más en Madrid que en Castilla-La Mancha, por la distinta orientación al mercado del sistema sanitario de ambas CCAA.

 CRISIS ECONÓMICA Y SALUD

 La crisis económica es una calamidad mundial provocada por la falta de control de la codicia de los especuladores y de los banqueros. Los políticos hicieron dejación de sus responsabilidades y dejaron “al mercado” cuestiones esenciales. Por ejemplo, en España la Ministra de Vivienda (ahora del Ejército) negó la existencia de una “burbuja inmobiliaria”, y el Presidente del Gobierno y el Ministro de Hacienda negaron “la crisis” hasta el final. Con ello agravaron las consecuencias de la misma.

 Las medidas que toman contra la crisis económica el Gobierno de España y los gobiernos de las CCAA no van al control de los especuladores. Por ejemplo, no van a evitar o siquiera paliar la pérdida del hogar de 200.000 familias desahuciadas por impago de hipotecas.

Por ejemplo, no van a paliar el hambre de los parados (y familiares) de larga duración, sino que se les quita el último subsidio que les quedaba. Por ello no es raro que Cáritas denuncie el aumento de la pobreza en España. Aumenta la pobreza en España y también aumenta el coste de los bienes esenciales, por el incremento indiscriminado del IVA, por ejemplo.

 Como está demostrado, la pobreza conlleva peor salud. Por ello, con la congelación de las pensiones de los ancianos y con más de cuatro millones de parados y sin subsidio que ampare a los más necesitados, la consecuencia lógica es el empeoramiento de la salud de los españoles. Basta pensar en esos niños criados en familias con ambos progenitores en paro, desahuciados, sin hogar y sin ningún subsidio, ¿qué será de sus vidas, que será de su salud?

 Las medidas contra la crisis del Gobierno de España y de los gobiernos de las CCAA tienen en cuenta sólo al “mercado”, y “hacen los deberes” según les dictan los especuladores. El impacto de la crisis en la salud de los españoles no interesa en absoluto.

 BAJAS LABORALES Y EL DECRETO-LEY DEL 03/12/2010

 Exige reposo el tratamiento de muchas enfermedades, lesiones y procesos varios. Por ello el sistema sanitario tiene un complemento social que protege a quienes lo necesitan, y mediante la baja laboral se justifica la ausencia al trabajo y al tiempo se mantienen unos ingresos. Por ejemplo, hay una licencia por parto y maternidad que permite que la mujer dedique unos meses a su recuperación y a la atención al recién nacido. Por ejemplo, tras una fractura de fémur la baja laboral permite que el paciente se recupere hasta que pueda reintegrarse al trabajo.

 La baja laboral es un derecho que sostenemos con las aportaciones de todos, un “hoy por ti, mañana por mí”. Este principio de solidaridad es básico en los sistemas sanitarios universales públicos (que tienen todos los países desarrollados del mundo, con la notable excepción de los EEUU). Es decir, nadie nos “regala” ni el derecho a la baja ni su uso razonable.

 En el Decreto-Ley del 3 de diciembre de 2010, se modifica radicalmente el concepto “baja laboral” (incapacidad laboral, en la jerga legal) para los controladores aéreos. Se hace constar que las horas perdidas por baja laboral no se computarán en el total de horas laborales anuales. Es decir, si usted ha tenido un hijo y ha faltado legalmente cuatro meses al trabajo, usted trabajará cuatro meses el doble de la jornada para “devolver” esas horas de la baja.

 Si usted ha tenido un infarto de miocardio y se ha pasado seis meses entre un ingreso en el hospital y la UCI y la recuperación y la rehabilitación consiguiente, usted trabajará el doble seis meses para “satisfacer la deuda de horas no trabajadas”.

 

Quienes defienden este cambio radical con impacto futuro tremendo en la salud de los controladores aéreos, y por extensión en la salud de todos los trabajadores españoles (pues el precedente se empleará consecuentemente) demonizan a los controladores aéreos como “privilegiados” y demás.

 

Es como si la violación se pudiera justificar empleando argumentos acerca de la virginidad de la mujer. Es como hicieron los nazis contra los judíos, también demonizados como privilegiados para justificar una infamia.

 Pareciera que los controladores aéreos tuvieran un convenio ilegal y que los sucesivos Ministros de Fomento, Gobiernos y gestores de AENA fueran inocentes en la conservación de las condiciones del contrato y en la no formación de más controladores.

 Los controladores aéreos no fueron luditas pues no hicieron sabotaje, ni rompieron los instrumentos de su trabajo, ni crearon problemas de seguridad. Los controladores aéreos tuvieron un gesto de “desobediencia civil”, de quiebra consciente de la legalidad, de insumisión, de rechazo público, pacífico y notorio contra un Decreto-Ley que no puede obligar, por su ilegalidad. Lo reconocieron después en sus declaraciones en el Parlamento y otros lugares tanto el Presidente como el Vicepresidente del Gobierno de España (hablaron explícitamente de “desobediencia”).

 El Gobierno de España respondió resolviendo con las armas lo que no supo resolver con las palabras. Declaró el “Estado de Alarma” que restringe gravemente las libertades de todos los españoles. No deberían haber obedecido los militares ante semejante desafuero, pues no les cabrá el refugio en la franquista “obediencia debida” (cuando el caso se dirima en los tribunales españoles e internacionales).

 El “Estado de Alarma” es un nuevo asalto de los mercados, una nueva vuelta de tuerca en la reforma laboral, un desprecio a las consecuencias que la crisis tiene para la salud de los españoles y un despropósito a la protección que ofrece la baja laboral. No cabe la defensa centrada en la ofensa a los controladores aéreos (la violación es violación sea la mujer virgen o puta, y los campos nazis son reprobables asesinaran a judíos, gitanos, minusválidos alemanes o españoles republicanos).

 Ante un Gobierno controlado por los especuladores, capaz de responder con armas a las discrepancias con trabajadores desarmados, cabe la desobediencia civil de quienes promovemos una sociedad solidaria contra las leyes y normas que combaten la crisis empobreciendo a la población (y disminuyendo su salud).

 *Artículo elaborado por el Dr. Juan Gérvas, médico general, Equipo CESCA (Madrid, España)

 http://www.equipocesca.org/

 

 

A gripea / gripe A

 GARA

Xabier Onaindia | Pediatra

La esperanza

A principios de setiembre, en plena campaña de histeria colectiva inducida, terminaba yo un artículo con una afirmación de riesgo: «La gripe A y sus secuelas son reales, pero si el virus no sufre una mutación, y no hay motivos razonables para pensar que vaya a cambiar, nada extraordinario nos va a pasar».

Hoy comienzo con otra afirmación rotunda: la gripe A ha sido una suerte. El virus A (H1N1) ha sustituido a nivel mundial y en más del 90% de los casos al virus de la gripe estacional, y al afectar sobre todo a los jóvenes y ser menos letal, del medio millón de muertes anuales hemos bajado a 14.000. De no existir los intereses de las multinacionales y su influencia en los medios de comunicación, en políticos y «expertos sanitarios», habría pasado desapercibida. Lo sucedido en estos meses debe servirnos para ajustar cuentas, pero sobre todo para sacar unas enseñanzas que nos sirvan para tener criterios y enfrentarnos mejor a la próxima crisis que seguro ya se está incubando.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sido una institución que ha propiciado avances sanitarios históricos, como el Listado de Medicamentos Esenciales, que es el vademécum básico en muchos países, o las sales de rehidratación oral en las diarreas que tantas vidas han salvado, y quizá por ello se vio aupada a dirigir la gestión de esta crisis.

Gestora también en la «gripe aviar», comenzó esta vez su gestión cediendo a las presiones de la industria alimentaria y cambiando el nombre de «gripe porcina» por el aséptico A (H1N1) que a nadie responsabiliza. Siguió en junio con la declaración de pandemia, con las consecuencias sanitarias y económicas que esto implica, atendiendo sólo al criterio de extensión y olvidándose de la letalidad, que para entonces ya sabíamos era menor que la de la gripe habitual. En agosto inició la vía de los pronósticos alarmistas, escogiendo de entre todas las posibilidades la más extrema al declarar que llegarían a dos millones de hospitalizados en USA y a miles los muertos (en 2005 ya había pronosticado siete millones de muertos con la gripe aviar y no llegaron a 300). En setiembre ya sus iniciativas tienen mucho tufo económico e imponen frente a criterios más razonables un protocolo de administrar Tamiflú no sólo a los grupos de riesgo, sino también a los casos graves, y Margaret Chan, directora de la OMS y responsable máxima de la gestión, nos regala: «Esta pandemia va a costar un dineral, pero los gobiernos no pueden permitirse no tener preparados antivirales y vacunas», una frase muy oportuna para los intereses de las farmacéuticas y el pistoletazo de salida para que políticos y responsables sanitarios se lanzasen a negociar con las multinacionales el suministro masivo. La misma señora Chan que al recoger el premio Príncipe de Asturias declaró: «Las relaciones con las multinacionales han permitido disponer de vacunas gratis para países subdesarrollados». Relaciones peligrosas las de un organismo público como la OMS con las empresas privadas, y dudo mucho que hayan sido gratis.

Manuel Patarroyo, descubridor de una vacuna frente a una enfermedad que causa 500 millones de casos al año y dos millones y medio de muertos, decía con amargura: «No debí entregar la patente de la vacuna de la malaria a la OMS, porque está controlada por las farmacéuticas», y si esto es así, nuestra salud no puede estar en esas manos y la próxima crisis no puede ser gestionada por esta gente, sino por una institución de probada independencia económica y organizativa de las multinacionales.

La industria farmacéutica es, aparentemente, la gran vencedora en esta crisis, con 412 millones de euros de ganancias netas para Novartis, 750 para Sanofi y 2.500 para Glaxo sólo en vacunas. Si sumamos lo gastado en Tamiflú, mascarillas, gel hidroalcohólico de limpieza, congresos, reuniones de expertos para establecer protocolos, personal para dispensar vacunas… el costo puede ser mareante, y todo ello ha sido pagado con dinero público.

Aquí se ha perpetrado un atraco a nivel planetario. Se han dado a las multinacionales miles de millones, que eran necesarios para mejoras sanitarias, ahorrados por los trabajadores durante muchos años. En plena crisis económica y mientras los sindicatos denunciaban que se regalara dinero público a los bancos, se estaba cometiendo un saqueo solapado a los trabajadores sin ninguna protesta. Sólo en el Estado español se calcula un gasto mayor a 350 millones de euros que habrá que detraer de otros gastos en una sanidad que ya es muy deficiente.

Sólo Cuba y Polonia se han salido del guión negándose comprar una vacuna que no estaba testada. La ministra polaca de sanidad preguntó en el Parlamento por qué, si era tan eficaz, los laboratorios se negaban a hacer una demostración y exigían quedar exentos de responsabilidad en caso de efectos secundarios indeseables, y nadie le respondió.

Los franceses adquirieron 94 millones de dosis pero no pudieron colocar ni cinco, por lo que Bachelot, ministra de Sanidad, perdió los papeles y amenazó con tomar represalias contra los sanitarios que se negaban en masa. Ahora, ante el escándalo, han decidido rechazar 50 millones y vender el sobrante a Qatar y Egipto, pero ¿quién compra entradas de reventa para un partido que no interesa a nadie? Los españoles compraron 37 millones para evitar las 8.000 muertes que según la ministra Jiménez iban a producirse, y tampoco han podido colocar ni cinco, las cuales, según parece, han sido muy eficaces, pues no han llegado a 300 los fallecidos en el estado ni a 15 en Euskal Herria. Probablemente menos que los muertos en accidentes domésticos en el mismo periodo.

Osakidetza inicia el curso con tratamientos de Tamiflú, guardados bajo llave para uso ambulatorio estricto. En octubre recula y decide que, ante el poco uso, se expenda también en farmacias, pero eso sí, con receta. Adquiere 500.000 dosis para iniciar la vacunación a principios de noviembre, pero por presiones de la Sra. Jiménez la retrasan hasta el 16 (para no diferenciarse del resto del Estado), cuando ya era evidente que la curva epidémica iniciaba su descenso. Ante los escasos voluntarios, deciden ampliar los grupos de riesgo y vacunar también en las cárceles y residencias de ancianos, cuando es sabido que los mayores de 65 tienen memoria inmunológica por un virus circulante hace 50 años y que no precisan de vacuna. Deslizándose por la pendiente, deciden enviar cartas personales invitando a vacunarse a pacientes que para nada eran candidatos. Desesperados, junto a la nómina de noviembre el Director General de Osakidetza nos manda a todos los trabajadores una carta que finaliza: «consciente del inestimable valor que tu ejemplo tiene sobre nuestros pacientes, te animo a que optes por la prevención contribuyendo a interrumpir la posibilidad de transmisión a éstos», cuya traducción es: «ya que te pagamos la nómina, haznos el favor y vacúnate». Y con todo ese esfuerzo, confiesan haber puesto 96.000 dosis.

Es seguro que entre políticos y gestores hay gente honrada, pero también es seguro que hay mucho incompetente y mucho corrupto, y que hemos llegado a una situación en la que resulta muy difícil distinguir a unos de otros. Pero lo peor es que aquí nadie pide responsabilidades y nadie dimite. Se pueden ir miles de millones por el sumidero, que nadie se responsabiliza, porque la oposición no ejerce, los sindicatos no están y la sociedad plácida esperará otros cuatro años para votar a los mismos.

Pero hay gentes que viajan por Internet, que buscan información alternativa, que hablan en la cuadrilla, que practican el boca-oreja. Hay gentes que no son capaces de enfrentarse y pedir responsabilidades, pero tampoco están dispuestas a poner el brazo para que les inyecten una vacuna apenas contrastada para evitar una enfermedad que no es tal como cuentan. Estas gentes han dado una extensión planetaria de la insumisión. Por primera vez un engaño ha sido percibido como tal por la inmensa mayoría de la población y millones de personas de toda condición y cultura en todo el mundo han reflexionado sobre su salud, se han parado a pensar y han dicho no. Quizá por primera vez han tomado una decisión meditada y contraria al discurso oficial.

La OMS, las multinacionales farmacéuticas, políticos y expertos sanitarios se estarán preguntando qué ha fallado. Se han hecho con el dinero, sí, pero han quedado tocados para la próxima. Porque esta insumisión colectiva es, además de una alegría, una esperanza.